Respiré.
Venía cansado solo deseaba alejarme sin moverme, huir de la multitud, desaparecer por tan solo un pequeño lapso de tiempo, evitar aquel pesado protocolo de la vida y fingir que estás haciendo las cosas bien.
Lo peor que podía hacer en este preciso instante era arruinar esta canción que se escuchaba en mi mente. Allí estaban ellos, sin saber qué tan capaces son de hacer recordar lo indeseado y lo deseado.
¡Maldición! Como quisiera ser yo el creador de está canción, gracias a Dios lo hizo una persona que sabe de música y no yo.
Solo me coloqué aquellos audífonos. Desaparecí.
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